Clase de Biología.

Después del almuerzo ví en mi horario que me tocaba clase de Biología y mi nueva compañera Ángela me acompañó hasta ella puesto que él también tenía esa clase.
Al entrar el corazón me dió un vuelco al ver que Edward Cullen estaba en esa clase en la mesa con el único asiento libre ya que Ángela compartía sitio con otro chico.
El profesor Banner me firmó el comprobante y me entregó un libro y gracias a Dios que no me hizo pasar por la vergonzosa parte de la presentación.
Mientras me acercaba a mi asiento, Edward Cullen se puso rígido y dirigió su silla al borde la mesa, lo más lejos que ésta le permitía. Con disimiulo, apretó la mandíbula y con una mano se tapaba la nariz como si algo oliese mal. Al sentarme, yo también estaba rígida de los nervios por su comportamiento. Extendí el pelo por el hombro derecho y lo olí con disimulo, olía a rosas como mi champú favorito. No podía entender el motivo de su comportamiento.

Al llegar a mi siguiente clase, Biología, me senté sólo en mi asiento de siempre ya que todos los chicos del instituto pensaba que la familia Cullen eran muy extraños y les intimidábamos... ¡Si ellos supiesen que clase de monstruos éramos!
No podía dejar de pensar en el dulce y ardiente aroma de aquella chica, Bella Swan, a la que había estado deseando matarla tan sólo cinco minutos ant...
Y en ese preciso momento, sin poder terminar mis pensamientos, apareció por la puerta de la clase junto a la chica tímida, Ángela Webber.
Estaba claro que el infierno existía ya que la mayor de mis tentaciones se acercaba a ocupar el asiento contiguo al mío tan hermosa, silenciosa y apetecible...
Cuando se sentó, instintibamente me eché una mano a la nariz, me tensé y me alejé todo lo posible para poder controlar la situación... No podía defraudar a mis padres... Es más al salir de la clase iría a cambiar mi horario ¡Me cambiaría a clase de Historia si fuera necesario!
La hora de clase se me hizo eterna hasta que por fin, medio segundo antes de que sonara el timbre que anunciaba el final de las clases, me lebanté (demasiado deprisa para los humanos). Cuando la campana comenzó a sonar, esquivé a Bella y me alejé a mi otra clase lejos de mi propio infierno.

De tantos en tantos, le miraba a través del pelo que puse sobre mi hombro pero me daba miedo encontrarme con esos ojos negros tan penetrantes e intimidadores.
La clase era eterna... no sabía cuanto tiempo conseguiría aguantar al lado de él... No sabía que era lo que le pasaba, no sabía porque me miraba can tanta repugnancia... pero no podía ser culpa mía... ¡Era nueva y no me conocía de nada!
En uno de los momentos en los que me observaba, se movió rápido y comenzó a sonar el timbre, que anunciaba la finalización de la clase, haciendo que me asustase.
Ví como salía de la clase a toda prisa con esos movimientos tan gráciles que daba envidia...

- ¿Eres Isabella Swan? - me preguntó un chico guapo y rubio el cual me dedicó una sonrisa amable. Seguro que no pensaba que yo olía mal como daba a entender Edward Cullen al taparse la nariz cuando tomé asiento.

- Bella - le dije amablemente.

- Ah, yo soy Mike.

- Encantada Mike - le respondí mientras recogía los libros y me disponía a salir a clase de Gimnásia.

- ¿Necesitas que te ayude a encontar tú siguiente clase?

- Tengo Gimnásia, creo que podré encontarla.

- ¡Vaya también es la mía!

Parecía contento de poder acompañarme y la verdad es que le estaba muy agradecida ya que podría mantenerme distraída de mi clase anterior... o al menos mientras hablaba con Mike.