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Cuando salí de la recepción, dejando atrás a la chica que tanto odiaba por ser mi perdición y tanto deseaba por ser tan distinta... y apetecible, esperé al lado de mi Volvo plateado a que salieran mis hermanos para poder llevarlos a la entrada del camino que llevaba a casa y dirigirme al hospital para hablar con Carlisle y pedirle el coche...
Tenía que alejarme de Forks, tenía que alejarme de aquella odiosa chica que hacía que mi garganta ardiera con fuerza...
Las mentes de los estudiantes, no ayudaban demasiado a concertrarme... Todos pensaban en ella como una chica bella... haciendo honor a su nombre...
Sentía celos de todos aquellos que podían acercarse a ella, que podían hablar con ella sin volverse locos por su sangre... Aquella insignificante chica era la única capaz de hacerme enloquecer y hacerme sentir más fuerte el monstruo que era...
Una vez que llegaron todos mi hermanos y subieron al coche, me bombardearon con sus pensamientos sobre ella, pero un estruendo de un motor, me distrajo totalmente. Cuando miré hacia el lugar del que provenía aquel rugido, la ví... y ella a mí al pasar conduciendo por delante de mi coche. No pude evitar fulminarla con la mirada. Ella era la causante de todo esto que me ocurría.
- ¿Por qué demonios estás así Edward? - Preguntó Rosalie.
No podía guardarles secretosa mis hermanos, ya que no era nada justo ya que ellos no podían mantener los suyos seguros en sus mentes.
- Esa chica nueva... su sangre... - apreté la mandíbula con fuerza y solté - nunca había deseado tanto la sangre de un humano como la de ella, nunca había olido a nadie igual... ¡Tampoco puedo leerla la mente!
El silencio se apoderó en el ambiente del coche, menos en sus mentes.
Cuando llegamos al desvío que llebaba a casa les dije:
- Ir corriendo desde aquí, debo ir a ver a Carlisle.
Y sin más comentarios expresados en alto, salieron del coche y se perdieron entre el bosque.