¡¡Por fin en casa!!

Después de llegar del aeropuerto e intercambiar alguna que otra palabra con mi hija Bella para poder roper el hielo, estaba muy nervioso por ver su reacción ante su nuevo coche de regalo de bienvenida. Quería mostrarme ante ella de lo más normal posible pero los nervios y la alegría me estaban comiendo por dentro. Eran muchas emociones seguidas que no había vivido desde qeu mi matrimonio funcionaba con mi mujer Renné. Nunca pensé que este momento llegaría y mucho menos sabiendo cuanto odiaba Bella este lugar tan frío y poco soleado. Espero que todo salga bien y no vuelva a perderla.

El camino a casa con Charlie era más embarazoso de lo qeu pensaba. Los dos eramos iguales y no eramos de hablar mucho por vergüenza. Estaba bastante impaciente por ver mi nuevo coche gratis de bienvenida aunque no me convencía mucho el comentario de Charlie al decir que era el coche perfecto para mi.
Cuando llegamos a la casa, tal y como la recordaba, estaba ahí mi viejo pero nuevo Chevy rojo. La verdad es que no me imaginé que me fuese a encantar tanto!! Charlie tenía razón, era el coche perfecto.

-¡Oh gracias papá es perfecto me encanta!- Noté como ambos nos ruboriabamos... eramos iguales.

Me sorprendí al ver la expresión de Bella al ver el coche, realmente la gustó.
- Se la compré a Billy Black, vive en la reserva Quileute, ¿te acuerdas de él? Cuando eras pequeña e íbamos a pescar, solías jugar con sus hijas gemelas. Ahora el pobre Billy va en silla de ruedas - La comenté, aun que era muy poco probable que se acordase de ellos puesto que era muy pequeña, pero ya no sabía que más tema de conversación sacar para poder romper el hielo.
Aún no podía creerme que después de tanto tiempo, volvía a tener a mi niña en casa.

- ¿Billy Black? No le recuerdo...- Y era cierto, cuando algo me desagradaba tenía la facilidad de olvidarlo casi en el momento, y a mí no me gustaba cuando íbamos a pescar.
Charlie me ayudó a subir el escaso equipaje, ya que la mayoría de mi armario de Phoenix no valía para este clima. La habitación seguía tal y como cuando era pequeña solo que Charlie había sustituido la cuna por una cama. Lo bueno que tenía Charlie era que no se quedaba a tu alrededor, te dejaba tu propio espacio. Cuando tuve mi tiempo, deshice la maleta y pude derramar unas cuantas lágrimas. Cuando llegó la hora, bajé a la cocina a preparar la cena. Pollo frito y patatas. Al acabar, Charlie se sentó a la mesa y tenía cara de duda. Y no le culpo, mi madre nunca fué una buena cocinera, la gustaba la cocina experiental y eso pasaba factura.

Cuando llegó la hora de cenar y Bella hizo la comida, fuí a sentarme a la mesa frente a ella. Había preparado pollo frito y patatas. Ciertamente, olía bien, pero no sabía si confiar demasiado en ella. Si había heredado de Renné los dotes culinarios, podría sufrir un ataque doloroso de estómago :s
Fuí valiente y me metí un trozo de pollo en la boca...
- ¡Vaya esto está de muerte Bella!- Dije sinceramente.
- Deberías confiar un poco más en mi con la cocina - Dijo con cara amable.
La verdad es que daba gusto saber que al día siguiente cuando volviese de casa, no estaría tan fría y solitaria como siempre. Bella estaría aquí.

- Hagamos un trato - le dije a Charlie - Yo me encargo de las comidas ¿vale? nose cómo has podido sobrevivir tanto tiempo alimentandote con todo eso - Dije mirando a la nevera.
Charlie se sonrojó y me dirijió su sonrisa más amable.
- Mañana cuando salga de clase, me pasaré ha hacer la compra, si voy a ser yo quien cocine, tengo que hacer la compra.
- Bella no voy a dejar que hagas tú todo, la comida, la compra...
- Papá en Phoenix era yo quien hacía la comida y compraba, no te preocupes, lo estás haciendo genial - Le dije amablemente guiñándole un ojo.
Charlie me correspondió a la sonrisa, ví como se le formaban arrugas al rededor de los ojos y mostraban su lado más joven y hermoso, fué en ese momento cuando entendí perfectamente que enamoró tanto a mamá y les incitó a casarse en las Vegas cuando ella sólo tenía 18 años.

Por el momento, vivir con Bella estaba siendo de lo más fácil y agradable aun que no me hacía mcuha gracia que ella se encargase de todo.
- Bella creo que me estás mimando demasiado.
- Alguien tendrá que cuidarte ¿no?
- ¿Sabes Bella? vivir contigo es muy sencillo - La dije respondiendo a su sonrrisa.
Cuando terminamos de cenar, recogimos la mesa y fregamos los platos puesto que no tenía labavajillas.
Luego, me dirigí al salón a ver la liga nacional de beisbol.
- Buenas noches papá.
- Hasta mañana Bella, que descanses.
El final del primer día, parecía haber terminado como la seda.

Al terminar de cenar y de recoger, despedí a Charlie que estaba viendo el beisbol.
El día había transcurrido bien aun que lo peor estaba por llegar. Mañana tendría que enfrentarme a mi primer día de clase y a las miradas de los demás alumnos. Miradas... sería la novedad, todos sabrían que era la hija del jefe, sería la vuelta de la hija de la exmujer caprichosa...
Fuera, la lluvia golpeaba los cristales. Me recordaba que no volvería a ver el sol, por eso, me despedí de él antes de venir.
Derramé unas cuantas lágrimas más y me sumergí en el profundo sueño.

Al despertarme en un nuevo día, bajé a la cocina a desayunar para irme a la comisaría a trabajar. Cuando me senté a la mesa, oí como bajaba Bella las escaleras. Cuando entró por la puerta, pude ver en su cara el terror y los nervios que intentaba ocultar. Hoy sería su primer día en el instituto y sabía como Bella odiaba tener que ser el centro de atención. La verdad esque no sabía quien de los dos estaba más nervioso.
- ¿Qué tal has pasado la noche? - Le pregunté.
- Bien.
Sabía que por la expresión de su rostro, no la había pasado muy bien... todavía tenía que acostumbrarse a la casa y sobre todo, al clima.
Cuando terminé de desayunar, lavé el baso del café y de las galletas y me dirigí a por mi cinturón con la pistola y me puse las botas.
- Que tengas un buen día hoy en el instituto. Espero que te guste - Me despedí.
- Gracias papá - Me desicó una sonrisa.
La correspondí con otra, y me dirigí hacia mi coche atrabesando la espesura de la niebla.

Cuando Chalie se fué, no podía alargar más las cosas... tenía que salir a la espesura de la niebla e ir al instituto y enfrentarme a las miradas curiosas...
Cogí mi mochila, el chubasquero y las llaves del coche. Al abrir la puerta, todo estaba cubierto por la niebla, hacía más frío del que pensaba. Salí a paso ligero hacia la cabina del coche mientras la niebla se enrredaba en mi pelo por debajo de la capucha.
El interior del coche era muy cálido. Se notaba que Charlie había estado limpiándolo para eliminar el olor de tabaco que ahora se mezclaba débilmente con el ambientador. Arranqué el motor y cuando lo hice, éste se quejó con un estruendo, no pude evitar saltar del susto.
Conduje con ciudado siguiendo los carteles que indicaban el camino al instituto de Forks.
Llegué a un recinto de ladrillos rojos y jardines. Aparqué y me fuí a consergería que estaba señalada con un cartel.
¿Dondé estaban los detectores de metales? Supuse que en un sitio tan pequeño, no serían necesarios.
¿Qué me estaba preparando el destino para el día de hoy?
Suspiré y salté fuera del coche.

Cuando salí de trabajar por la noche y me dirigía a casa, no paraba de darle vueltas a la cabeza en cómo se le habría dado el día a Bella... Esperaba que los chicos y chicas del instituto fuesen amables con ella.
Al llegar, la casa olía perfectamente a comida. Bella me estaba cuidando mucho y tenía que reconocer, que necesitaba bastante la compañía y cariño del alguien.
- ¿Bella? - La llamé
- Estoy en la cocina papá.
Me quité el cinturón con la pistola, las botas y la chaqueta. Cuando llegué a la cocina, Estaba todo preparado para cenar. Me senté a la mesa con mi hija y nos disponimos a cenar.
- ¡Vaya esto está riquísimo! - Reconocí ampliamente.
- Gracias papá, me alegra que te guste.
- ¿Cómo te ha ido el día?
Al verla el rostro, sabía que algo había sucedido puesto que una expresín de enfado le pasó fugazmente por el rostro... ¿Qué había sucedido? ¿Debía preguntarle por ello, o dejarla su espacio para no agobiarla?

- Qué tal el día? - Preguntó Charlie.

- Bien - Mentí.

- ¿Se han portado bien contigo? - insistió mi padre sin ocultar por completo el miedo que le producía mi respuesta.

- Sí, todos son muy majos. He conocido a una chica Jessica Standley que va conmigo a Trigonometría y a Español. Es muy agradable y me he sentado son sus amigos en la hora de comer. También Mike Newton muy amable, va conmigo a Biología y a Gimnásia - Oculté lo mejor que puede la mueca que hice en mi interior al recordar mi clase de Biología.

- ¡Oh! Los Standley son muy buena gente al igual que los Newton. La familia Newton tienen una tienda de deportes a las afueras del pueblo.

Pinché un trozo de filete y me lo metí en la boca cambiando mi cara, sin mostrar la más mínima emoción, y pregunté:

- ¿Conoces a la familia Cullen?

- ¿La familia del doctor Carlisle Cullen?Claro. El doctor es muy amable.

- Los hijos son un poco raros, no caen muy bien al resto de los chicos del instituto.

Charlie comenzó a ponerse colorado del enfado que le causaba los pensamientos de los chicos sobre los Cullen.

- ¿Será posible? - Exclamé - El doctor Cullen es un magnífico médico que podría estar trabajando en la gran ciudad ganando un sueldo mil veces más alto del que gana en este lugar.Tenemos suerte de tenerle aquí y de que su mujer quiera quedarse en este pueblo en vez de en la ciudad o en otro lugar mejor. Y los hijos son todos muy buenos chicos. No causan problemas y son educados, no como otros hijos de otras familias que llevan aquí muchas más generaciones.

Comencé a calmarme un poco mientras Bella, sorprendida por mi mayor discurso que haya dado delante de ella, decía:

- A mí me parecen muy agradables y verdaderamente guapos.

Intentó ocultar sus emociones al ddecir aquello, algo había pasado con algun Cullen, pero nada malo. Parecía como algún tipode sentimiento... No quería preguntarla por aquello, no querría hacerla sentir incómoda.

- ¡Pues no has visto al doctor Cullen! Gracias a Dios que está felizmente casado con su mujer. Las chicas del hospital de distraen continuamente cuando el doctor está cerca de ellas - Me reí al recordar la vez que me hicieron las pruebas médicas anuales que nos hacían en la comisaría y como a una enfermera casi se le cae el tubo de la sangre al suelo cuando el doctor pasó a saludarme.

Cuando terminamos de cenar, de recoger la mesa y fregar los platos, Bella se despidió yse dirigió a su habitación.
Yo estaba sentado en el sillón, mirándo al televisor, pero sin ver nada, mientras pensaba que sería aquel sentimiento que mostró Bella al hablar de los hijos de Carlisle Cullen...