Recepción

Cuando terminaron todas las clases del instituto, me fuí a la recepción del instituto para ver si conseguía cambiar mi clase de Biología por cualquier otra con tal de alejarme de Bella Swan...

- Querría cambiar mi clase de Biología por otra hora u otra asignatura...¿Sería posible?- Intenté convencer a la señora que llevaba todos esos temas de las clases y partes de asistencia del centro pero al leer su mente, supe que iba a estar demasiado complicado...

- Espera un momento jóven que eche un vistazo...

En ese mismo momento se abrió la puerta haciendo entrar una pequeña ráfaga de aire cargado de esa fragancia que solamente podía ser la de ella...

- Están todas las clases al completo Edward, me temo, que tendrás que seguir en Biología - me informaba la señora al mismo tiempo que me volvía para fulminar con la mirada a Bella que se hayaba en la entrada. Al cruzarse con mi mirada cargada de odio, me giré para dirigirme a la recepcionista.

- Bueno, no importa. Ya veo que es imposible. Gracias por su ayuda.

Salí disparado al exterior y me dirigí a mi coche para esperar a los demás... Ahora mi única salvación sería huir a Denali lejos de todo esto...

Al terminar la clase de Gimnásia tenía que ir a la recepción del instituto para entregar el comprobante que todos mis nuevos profesores me iban firmando en cada clase.
Al entrar me quedé helada al ver quién estaba discutiendo amablemente con la recepcionista...

- Están todas las clases al completo Edward, me temo, que tendrás que seguir en Biología.

En ese momento, cuando yo entraba, se coló en la sala el aire gélido de fuera que hizo que se me revolviese el pelo.
Justo en ese intante, como si supiese que era yo la que acababa de entrar, Edward se giró para posar sus amenazantes ojos negros cargados del más puro odio.
No daba crédito a lo que estaba oyendo. Edward Cullen estaba intentando cambiar su clase de Biología por otra... no podía ser por mí ¿verdad? no podía serlo, no me conocía de nada, no le había echo nada.

- Bueno, no importa. Ya veo que es imposible. Gracias por su ayuda.

Y salío disparado hacia el exterior sin dedicarma, por suerte, otra mirada envenenada.

-¿Qué tal te ha ido tu primer día? - me preguntó la señora de la recepción.

- Bien - era mentira.

Le entregué el comprobante y salí al frío de la calle para refugiarme en mi acogedora furgoneta e ir a hacer compra.